Los romanos son los padres de la denominación de “Islas Afortunadas”, denominación que se ha mantenido como eslogan propagandístico más que real. Su relieve, de topografías volcánicas bien conservadas, presenta por tanto muy bruscas diferencias altimétricas en recorridos cortos. La superfície de los conos volcánicos que forman las islas están tapizadas de cenizas, coladas, escorias y de riscos, barrancos, fuertes escarpes, así como de numerosas calderas (cráteres), terminando su topografía, en el mar creando litorales plagados de acantilados. También dispone de condiciones ópimas para que sea un destino turístico imprescindible, calas y playas vírgenes normalmente distantes de los núcleos de población.
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