Los avatares históricos y el relieve han permitido delimitar con precisión la región y le han conferido una bien definida personalidad. Reacios a la dominación romana, los pueblos astures no fueron romanizados en profundidad. Su espíritu rebelde volvió a manifestarse de nuevo en los albores de la Reconquista: en el año 722 se produce la batalla de Covadonga, germen de la independencia y surgimiento del reino de Asturias, con sede inicialmente en Cangas de Onís. Su vegetación forma una cubierta permanentemente verde a la que contribuyen los bosques de frondosas o caducifólios, de hayas en los terrenos altos y de robles en los bajos. La naturaleza ha hecho de Asturias un auténtico paraíso para los amantes del turismo rural. Los paisajes protegidos son muy numerosos y en constante incremento. Son característicos los Hórreos que, a diferencia de los gallegos, aquí son de planta totalmente cuadrada.