Esta comunidad está plagada de innumerables contrastes y con múltipes personalidades. El nexo de unión de entre las diversas idiosincrasias andaluzas lo constituye el original carácter del pueblo andaluz, su sustrato cultural, que viene amalgamando armónicamente profundos elementos musulmanes y cristianos de las etapas finales de la Reconquista, tras ocho siglos de arabización. Tan extenso territorio es lógico que presente un relieve compuesto por elementos variados que, a su vez, crean una rica gama de paisajes de norte a sur. Como muestra introductoria de la riqueza de recursos de que dispone Andalucía, basta considerar los orígenes históricos de las ciudades andaluzas: orígenes fenicios para Cádiz, la ciudad más antigua del occidente europeo, y Málaga; romanos para Sevilla, Córdoba, Granada; orígenes y/o huellas árabes para Almería, Albaicín granaíno, Málaga, Córdoba, Sevilla, Écija, Ronda; esencias post Reconquista (renacimiento) para Úbeda y Baeza, etc.